Mis recuerdos de Mons. Javier Echevarría

Article de Mons. Jaume Pujol publicat al Diari de Tarragona.

El pasado día 12, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, tuve la alegría de celebrar la eucaristía en la Catedral de Tarragona a las 8 de la tarde. Fue una celebración llena de piedad y de alegría, amenizada como cada año por un conjunto de mariachis. Terminó la misa a las 8.50 y luego, en procesión, llevamos entre cantos el cuadro de la guadalupana, que había presidido desde el altar mayor la celebración, a la capilla donde se guarda ese precioso cuadro, reproducción exacta del que hay en la Villa de la ciudad de México. La celebración acabó allí, entre cantos y un ambiente de gran alegría.

Volví a casa contento, y a los pocos minutos me llegó la noticia de que a las 8.50 de la tarde había fallecido en Roma Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei. Es decir, justo cuando estaba celebrando la misa de la Virgen de Guadalupe, a la que Mons. Echevarría tenía una especial devoción. Esta noche del 12 de diciembre los recuerdos se me acumularon.

Conocí a Javier Echevarría en Barcelona en septiembre de 1962 y a los pocos días, exactamente el 13 de octubre del mismo año, coincidí con él en Roma, donde yo pasé cerca de él once años inolvidables de mi vida. Llegué a Roma dos días después del inicio del Concilio Ecuménico Vaticano II, que había celebrado su inauguración el 11 de octubre, entonces fiesta de la Maternidad divina de María. Esos años en Roma fueron para mí un privilegio: poder seguir de cerca el Concilio que ha marcado la vida de la Iglesia, así como la de convivir con personas que hoy vemos en los altares: san Josemaría Escrivá de Balaguer y el beato Álvaro del Portillo. Javier Echevarría era entonces un joven sacerdote, tenía 30 años en 1962, y era el secretario particular del fundador del Opus Dei, del que admiré siempre su capacidad de trabajo y espíritu de servicio.

Ha sido un ejemplo preclaro de fidelidad a Dios y a la Iglesia a través de su servicio al Opus Dei

Desde 1973 que dejé Roma para ordenarme sacerdote en Madrid de manos del Cardenal Tarancón, hasta el 15 de junio de 2004 que fui nombrado Arzobispo de Tarragona por san Juan Pablo II, tuve muchas ocasiones de coincidir y tratar a Mons. Javier Echevarría, en sus visitas a la Universidad de Navarra o en mis variados viajes a Roma. Y al ser elegido en 1994 Prelado del Opus Dei, pude sentir muy de cerca su paternidad.

Pero los mayores recuerdos los tengo a partir de 2004. Él fue uno de los cuatro principales obispos que me consagraron obispo el 19 de septiembre de 2004 en la Catedral Metropolitana y Primada de Tarragona. Desde entonces, especialmente en mis viajes a Roma, he podido estar con él muchas veces, la última los pasados 18 y 19 de octubre, con motivo de la ceremonia de la creación de los nuevos cardenales.

Y, por una serie de circunstancias, he podido estar en Roma en su sepelio y en su funeral: justo al terminar, escribo estas líneas que envío desde la Ciudad Eterna. He podido rezar ante sus restos mortales: agradecerle lo mucho que ha hecho por la Iglesia, por el cariño que tenía través de mí, a la Archidiócesis de Tarragona. Para mí ha sido un ejemplo preclaro de fidelidad a Dios, a la Iglesia a través de su entregado servicio al Opus Dei, y ha sido un padre entrañable para todas sus hijas e hijos del Opus Dei, entre los que me encuentro. Que Dios le tenga en su gloria, como siervo bueno y fiel.

Jaume Pujol Balcells

Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado

    Jaume Pujol Balcells

    Diari de Tarragona